jueves, 11 de julio de 2013

¿Suicidio emocional ... o Sabia decisión?

Cada Decisión es sumamente importante. NO existen Decisiones mas importantes que otras, realmente TODAS afectan nuestra vida, nuestro entorno y nuestro destino.
Entre tener sexo con el(la) novio(a) o esperar a nuestra Pareja Idónea.
Entre gastar o ahorrar.
Entre la lujuria y la santidad.
Entre ser fiel o infiel.
Entre hacer ejercicio o haraganear.
Entre beber alcohol o beber agua pura.
Entre seguir creyendo o tirar la toalla.
Entre ver pornografía o una Predica.
Entre abrazar o gritar.
Entre escribirle el mensaje o no hacerlo.
Entre experimentar el sexo o experimentar el Amor.
Entre comer una pìzza o espinaca.
Entre guardar mi cuerpo o permitir que me manoseen.
Entre ir a la universidad o quedarme durmiendo.
Entre estudiar para el examen o copiar al que si estudio.
Entre pensar en lo malo que me ha pasado o pensar en todo lo bueno que me ha pasado.
Entre hablar con Dios o no hacerlo.
Entre imitar al mundo o imitar a Jesús.
Todo se trata de una Decisión  Toda Decisión tiene consecuencias que tendrás que vivir. Lo que decidiste hacer hoy, tiene consecuencias que vivirás mañana.

Decisiones con el “corazón”

Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Tu corazón te engañaTomar decisiones basadas en el corazón es un suicidio emocional, económico y espiritual. Gastar nuestros recursos, tiempo y energía basados en lo que sentimos es un total desperdicio y DIOS nos pedirá cuentas de ello. Las Decisiones deben ser SABIAS y no meramente “emocionales”.
Cuando estamos molestos o enojados tomamos Decisiones equivocadas. Así mismo cuando estamos muy alegres o profundamente emocionados; debemos Decidir por encima de nuestras emociones, es la única manera de lograr el éxito en la vida. Si estas enojado mejor NO Decidas nada. Si estas demasiado emocionado tampoco Decidas. Cuando preguntas algo a DIOS, El responde: “SI eso sera tuyo.” O te dice“NO, eso no sera para ti”los que nos complicamos la vida somos nosotros, al pedirle miles de confirmaciones, cuando la respuesta ya esta dada. Las jovencitas piden mil veces si ese “ galán” es el hombre de sus sueños, y Dios dice claramente “NO, el tiene yugo desigual contigo”; pero muchas jovencitas siguen en su eterno proceso de confirmación hasta quedar embarazadas y abandonadas por el supuesto galán; si tan solo aprendiéramos a DECIDIR, y decidir aceptar el SI o el NO, tendríamos asegurados un excelente futuro.
Cada decisión que tomemos en nuestra vida, determinara nuestro destino, éxito y familia; en cada Decisión tomada nos estamos jugando la Vida.  Es por ello que es indispensable que cada Decisión sea tomada sabiamente y NO a la ligera. Basarnos en nuestras emociones temporales como miedo, nervios, alegría o depresión para Decidir es un suicidio espiritual. Muchos pretender decidirse por el Sexo y esperan experimentar el Amor, y eso es totalmente ilógico  si quieren Amor deben tomar la firme Decisión de esperar al Amor, a la persona correcta y guardar su cuerpo. DECISIONES.

Decisiones con el “tiempo”

Escoger hacer esto es terrible. Muchas personas (en verdad MUCHAS), delegan “al paso del tiempo” su toma de decisiones, desencadenando catástrofes emocionales, económicas y ministeriales;debemos aprender a Tomar Decisiones.  Nunca dejes una situación sin tutela, si no sabes que Decidir, anota esa situación en tu agenda de oración y clama por respuestas, pero JAMAS dejes de tomar una Decisión. El tiempo no soluciona nada, al contrario empeora todo; quien en su sano juicio creería que dejar una fuga de agua “al tiempo” se solucionara? o dejar un pleito con la pareja “al tiempo” solucionara las cosas? o dejar “al tiempo” nuestra relación con Dios? El tiempo asesina nuestro futuro a menos que tomemos control de el.
Aprende a Decidir siempre y nunca dejes ninguna situación a la deriva, anota todo lo que necesite una Decisión,  Agendiza tu vida y ponla delante de DIOS. Evitar tomar una Decisión es la peor estupidez que puedes hacer. DECIDE.

Decisiones con Dios

Tomar la Decisión correcta NO siempre nos lleva al camino mas sencillo, pero si al MEJOR. Cuando comprendemos que no se trata de simplemente solucionar algo temporal sino que nuestras Decisiones tienen trascendencia eterna, nos es mas fácil reconocer que es preferible obedecer a DIOS que hacer lo que nos conviene.
HAZ LO QUE DIOS TE DIGA QUE HAGAS.
El pone nuestra fidelidad a prueba, porque anhela desesperadamente darnos mas. DIOS pondrá a prueba tu Fidelidad porque anhela darte MAS. En la medida en la que le buscas para pedir dirección en la Toma de Decisiones, El te dirá que hacer….y comprobara que SI lo hagas, en la medida en la que obedecemos al Creador, no solo aprendemos a tomar Sabias Decisiones y bendecir radicalmente nuestro futuro y entorno, sino que El sabe que estamos listos para “nuevas ordenes”, esas destinadas a los Prósperos y Victoriosos del siglo 21.
Se Fiel en lo poco y en lo MUCHO El te pondrá.
Cada Decisión que tomes pásala antes por el filtro de Gloria a DIOS. Si la Decisión que tomaras no lo Glorifica, NO la tomes, deséchala y ESCOGE la Decisión correcta. TODA DECISIÓN CORRECTA Y SABIA, GLORIFICARA INDISCUTIBLEMENTE A DIOS.

Decisiones con Sabiduría

DEBEMOS APRENDER A DECIDIR. Es tiempo de atreverte a tomar las Decisiones que nunca te has atrevido a tomar.
Las Decisiones no solo afectan las cosas temporales, sino también las cosas eternas. Tu bisabuelo tomo una Decisión hace muchos años y de esa decisión que provoco que tu nacieras. LA PRESENCIA DE DIOS ES NUESTRA ESCUELA DE SABIDURÍA  Cada vez que escogemos lo correcto transformamos todo nuestro futuro, el futuro de la humanidad depende de las DECISIONES que tomemos HOY como raza humana, así como las DECISIONES que tomamos ayer nos han llevado a donde estamos hoy. Cada vez que tomas una Decisión te estas jugando la vida. Cada Decisión marca el inicio de una “cadena de sucesos” que provocara transformaciones alrededor. Toda nuestra vida es producto de nuestras Decisiones pasadas y si estas NO están cargadas de Sabiduría fracasaremos irremediablemente. Cada vez que tomamos una Decisión Sabia nuestra vida es profundamente impactada y nuestro entorno transformado, tal es el poder de una SABIA DECISIÓN  Cada día debemos escoger hacer lo correcto. Que tan importantes son las Decisiones en nuestro diario vivir que JESÚS dice. “…no los dejare que vayan solos por la vida, les enviare a ESPÍRITU SANTO, El los GUIARA SABIAMENTE a todo lo que deben hacer…”  DIOS mismo se mantiene junto a ti con el propósito de dirigirte sabiamente y logres lo que El con tanto AMOR a preparado para ti. Sujeta tus Decisiones a El y lograras todo lo que te propongas.
Cada vez que estés frente a una toma de decisiones o la duda frente a una situación especifica te invada, ve a la Presencia de DIOS, solamente allí lograras la respuesta sabia y correcta. Alterarse no sirve de nada, no podemos darnos el lujo de perder el control, debemos guiar a nuestras naciones a JESÚS y eso solamente lo lograremos cuando DIOS y tu sean uno solo. El tomara tu mano, Su mente sera tu mente y Su corazón sera tu corazón  Tomaras SABIAS DECISIONES.
Cambia tus Decisiones y cambiaras tu destino. Decídete a vivir una vida con Jesús y vivirás.

lunes, 8 de julio de 2013

Conferencia de EJ

 una excelente capacitación con Howard Andruejol 
Director de Especialidades Juveniles Guatemala,
Director Ejecutivo de la Revista Líder Juvenil y del
Instituto Especialidades Juveniles

 con Juan Shimabukuro Director de Especialidades Juveniles Perú
 con Howard Andruejol Direcor de EJ Guatemala
 en la Confe
 Libres x Siempre


sábado, 20 de abril de 2013

DISCIPULADO. Perspectivas para Comprender su Esencia



DISCIPULADO
Perspectivas para Comprender su Esencia


Matías es un joven que creció en un hogar cristiano.

Él es parte de un grupo juvenil exitoso en una iglesia considerada más o menos exitosa en su ciudad. Como parte de la estrategia para la formación de líderes, Matías fue invitado a ser parte de uno de los grupos de crecimiento de su iglesia. Se estaba utilizando un libro de trabajo doctrinalmente sólido y juvenil en su perspectiva. Además, las reuniones eran animadas y participativas. Por dos años y medio, Matías asistió y participó en los ejercicios que el material utilizado le pedía.

Un día, Matías decidió irse a la capital a seguir estudios universitarios. El grupo de crecimiento le hizo una reunión de despedida, el pastor de jóvenes lo pasó al frente y afirmó que “este es uno de los jóvenes que representará a Jesucristo y a nuestra iglesia de maneras eficaces en dondequiera que vaya”.

Sin embargo, dos meses después, el grupo de jóvenes escuchó que Matías había dejado de asistir a la iglesia en la otra ciudad. Unas semanas después, el pastor de jóvenes se encontró con él en la calle y le preguntó cómo le iba en sus estudios y en su relación con Dios. Con un tono que no llegaba a ser de disculpa, Matías le dijo: “Mire, pastor. La verdad es que recuerdo con cariño las reuniones que teníamos, y el material que estudiamos era muy bonito, pero creo que ya esa es una etapa de mi pasado. Ahora tengo que preocuparme por mis estudios y por salir adelante en cosas más reales, como buscar trabajo. Si quiere, puede orar por mí, ya que creo que mi relación con
Dios está fría”.

Andrés es un joven que creció en la calle. Su papá se había ido a Estados Unidos hacía un par de años. Su mamá vendía ropa usada para sostener a sus cuatro hijos, dos de los cuales ya hablaban sobre irse “al norte”. Su mejor amigo era Pablo “El Flaco”, un muchacho mayor que él y que ya se había metido en problemas con la policía varias veces. Andrés y el Flaco pasaban juntos casi todo el día platicando, contando chistes y buscando maneras de conseguir dinero fácil o de gastar el que el papá de Andrés le enviaba.

Casi un año después, la policía se enfrentó a tiros con los dos muchachos por sospecha de posesión de drogas. El Flaco se defendió con furia demoniaca hasta que una ráfaga de balas le arrebató la vida. Andrés fue capturado vivo y, en medio de gritos rabiosos, maldecía a los policías, a los periodistas y a quien se pusiera en frente. Unas horas después, mientras era interrogado, el detective le preguntó: “¿Es tu nombre Andrés Montoya?”. Con una mirada de odio y una sonrisa cínica, Andrés respondió: “Puedes llamarme ‘El hijo del Flaco’”.

No hace falta analizar mucho para saber en cuál de los dos casos hubo un verdadero discipulado. Ambas historias son técnicamente ficticias, pero representan, mayormente, la práctica discipular que existe a nuestro alrededor. Muchos jóvenes llevan vidas “correctas” delante de sus líderes, y aprenden a aparentar madurez y a jugar el juego del “buen discípulo”, pero la verdad es que, sus convicciones resultan poco menos que un mero formalismo religioso; sin significado real. A la vez, existe otra clase de formación; una menos formal, pero más efectiva: la de las relaciones significativas; la del discipulado real. Es por ello que en esta ocasión, se buscará observar el discipulado desde la perspectiva bíblica y práctica para obtener una idea más adecuada del concepto y así refinar las estrategias resultantes.

UN POCO DE HISTORIA
El concepto de discípulo en la Biblia
En el Antiguo Testamento.

La palabra hebrea para discípulo es limmud, la cual aparece raramente en el Antiguo Testamento (véase Is. 8:16 y 1 Cr. 25:8). A pesar de ello, por supuesto, el concepto no era desconocido en aquel tiempo. De hecho, la práctica de aprender bajo la tutela de otra persona está presente en muchas ocasiones. Véase los muy ilustrativos ejemplos a continuación.

Moisés y Josué. Es interesante que en varias ocasiones Josué es llamado “servidor de Moisés” (Ex. 24:13; 33:11; Jos. 1:1) o “ayudante de Moisés” (Núm. 11:28). Incluso, Dios mismo reconoce el vínculo que tienen y, cuando habla con Moisés acerca de su sucesor, se refiere a Josué como “el cual te sirve” (Dt. 1:38). Al parecer la relación entre ambos era de mucha confianza, al extremo que Moisés es quien le cambia el nombre de Oseas a Josué (Núm. 13:16). Cuando ya estuvo listo, el líder lo presenta como su sucesor ante la congregación, por mandato de Dios (Núm. 27:16-23; Dt. 34:9). Es interesante que lo que Dios le ordena que haga con Josué es animarlo y fortalecerlo y eso fue lo que hizo (Dt. 1:38; 3:28; 31:7, 23).

Elías y Eliseo. En este caso, fue Dios quien le ordenó a Elías que nombrara su sucesor a Eliseo. Lo primero que hizo, cuando lo halló, fue echar su manto sobre él (1 R. 19:19), en un gesto que posiblemente indicaba la investidura y llamamiento para el oficio de profeta. Que así lo entendió Eliseo se observa en el hecho de que pidió permiso para despedirse de su familia (19:20) y luego, en una acción que indicaba entrega radical, mató los bueyes y utilizó el arado para cocer su carne y celebrar el inicio de una nueva vida. Más adelante, “fue tras Elías y le servía” (1 R. 19:21). Tres veces se prueba la disposición de Eliseo de permanecer con Elías (2 R. 2:2, 4, 6) y cada vez mostró una firme lealtad y compromiso hacia su padre espiritual.

Más aún, cuando su separación estaba cerca le pidió una “doble porción de tu espíritu”; es decir, lo que correspondía al hijo mayor de la familia (Dt. 21:17). En otras palabras, Eliseo pidió ser reconocido como el sucesor legítimo de Elías y así poseer un ministerio caracterizado por el poder de su líder, lo cual le fue concedido por el Señor. La influencia de uno sobre otro se aprecia en el hecho de que, en muchas ocasiones, los estudiosos de la Biblia y la historia israelita se refieren a esta como la época de Elías y Eliseo.

Padres con sus hijos. En el Antiguo Testamento, se esperaba que los formadores fundamentales del carácter y las convicciones de los hijos fueran los padres.

Desde la fiesta de la Pascua celebrada en el seno familiar (Ex. 12), pasando por Deuteronomio 6:6-9, hasta los prácticos Proverbios (1:8; 6:20; 13:1; 15:5, 20; 23:2, etc.), se esperaba que la enseñanza y el modelo de vida proviniera, no principalmente de los maestros oficiales, sino del hogar como primera escuela de discipulado.

Las enseñanzas del templo y de los levitas debían funcionar solamente como apoyo y complemento de lo que los padres hacían.

En el Nuevo Testamento.

El término usado en el Nuevo Testamento es el griego mathetés, que significa simplemente, un aprendiz o alumno. La palabra se encuentra 262 veces en el Nuevo Testamento, todas en los Evangelios y Hechos. Lo anterior hace recordar que el tema del discipulado como tal es típico del ministerio de Jesús y sus apóstoles
.
Nótese las siguientes observaciones:

Los primeros seguidores de Jesús entendían el concepto de seguir a un maestro. No era, estrictamente hablando, algo nuevo para ellos. Ellos habían oído de los discípulos de Moisés (Jn. 9:28), de los de Juan el Bautista (Mr. 2:18) y aun de los de los fariseos (Mt. 22:16). En el mundo griego, la palabra se utilizaba para referirse a un aprendiz de filósofo; es decir, alguien que tomaba la iniciativa para estar con su maestro para aprender de su sabiduría y sus reflexiones. Entre los judíos, el aprendiz pasaba mucho tiempo con el maestro, compartiendo no solo enseñanzas, sino también experiencias diarias, puntos de vista y aun, en muchos casos, su estilo de vida (cp. Jn. 1:38-39). En resumen, el maestro llegaba a ser casi como un padre para el alumno. Por supuesto, la meta era que los discípulos llegaran a ser maestros y enseñaran a otros.

Un pasaje que parece resumir la experiencia de enseñanza integral de Jesús con los futuros apóstoles es Marcos 3:14-15. En primer lugar, el texto dice que Jesús seleccionó a un grupo particular de entre sus seguidores (“estableció a doce”).

 En segundo lugar, el propósito de llamarlos fue que lo acompañaran, al estilo de los maestros judíos, para recibir una influencia directa de parte suya (“para que estuviesen con él”).

En tercer lugar, se puede apreciar cómo Jesús les delegó trabajos y les confió diversas labores ministeriales, dándoles autoridad para actuar tal y como él lo hacía (“para enviarlos a predicar y para que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y echar fuera demonios”). Por supuesto, otras estrategias incluían enseñanza, preguntas, lecciones objetivas, historias, desafíos, etc. En resumen, lo que estos doce jóvenes experimentaron fue una total inmersión en la vida de su maestro.

Es obvio, a la luz de los evangelios, que Jesús hizo diferencias en cuanto al nivel de relación con sus discípulos. Desde el “círculo íntimo” formado por Juan, Pedro y Jacobo y luego los doce, pasando por los setenta, hasta un grupo más grande, llamado genéricamente “discípulos”, entre los cuales había algunos que no estaban totalmente decididos a seguir a Jesús (Mt. 8:21). Estas diferencias marcaron la intensidad de relación que tendría con cada círculo. Sin duda, la mayor influencia y el mayor cuidado fueron ejercidos sobre los doce. Al final de su vida, Jesús le encarga a sus seguidores a que busquen y enseñen lo aprendido a otras personas provenientes de “todas las naciones” (Mt. 28:19).

Es más, en un sentido muy real, parece que Jesús desea que los discípulos sean sucesores suyos y que continúen su obra (Lc. 6:40; Jn. 14:12; 20:21). Aunque el resto del Nuevo Testamento no emplea la palabra “discípulo” para hablar de estas relaciones de influencia, es claro que existen. El ejemplo más destacado e importante para el rumbo que tomará la historia del cristianismo apostólico es el de Bernabé buscando, defendiendo, preparando y estimulando a Saulo, futuro gran líder y teólogo de la iglesia primitiva.

A su vez, el apóstol Pablo acostumbraba a hablar de sus “colaboradores”: Urbano (Ro. 16:9), Timoteo (Ro. 16:21; 1 Ts. 3:2), Tito (2 Co. 8:23), Epafrodito (Fil. 2:25), Filemón (Flm. 1), Priscila y Aquila (Ro. 16:3), Marcos, Aristarco, Demas y Lucas (Flm 24). Sin embargo, las relaciones más cercanas las desarrolló con unos cuantos “hijos en la fe”: Timoteo (1 Cor. 4:17; Fil. 2:22; 1 Tim. 1:2; 2 Tim. 1:2), Tito (Tit. 1:4) y Onésimo (Flm 10)
y muy probablemente otros más. Parece que la relación con estos “hijos” era muy cercana y similar a la que mantenía Jesús con sus discípulos.

La esencia del discipulado hoy

Como puede verse, en la Biblia existe una perspectiva diversa pero clara acerca de la relación que existe en lo que llamamos discipulado. Sin embargo, estos datos podrían quedar solamente como interesantes pero triviales curiosidades de la época bíblica, si no se reflexiona en sus implicaciones para el ministerio discipular en las iglesias de hoy. Es lo que se busca hacer en esta sección. El discipulado no es una manera de fabricar cristianos en serie. En este mundo capitalista globalizado el lenguaje de los negocios se está imponiendo en muchas áreas de la vida, incluso de la iglesia. Así, la mentalidad de muchos líderes al iniciar programas discipulares no es la de formar personas a la imagen de Jesucristo, sino la fabricación de un producto. Aun el escritor LeRoy Eims, por ejemplo, en su excelente libro sobre el tema, “El arte perdido de discipular”, compara la formación de discípulos con una fábrica de zapatos, en la cual “el objetivo n o es producir zapatos sino discípulos”. Aunque el propósito de ese autor es el de señalar el fracaso en la formación de personas capacitadas sin embargo, para evitar confusiones, se debe aclarar que no se trata de crear un producto en serie, ya que las personas poseen sus propias particularidades y distintivos. En este sentido, los patrones y modelos deben ser generales, ya que, lo que funcionó para unos puede no hacerlo para otros. Es que cada discípulo se desarrolla de manera única, de acuerdo a su personalidad y características individuales.

El discipulado no es un programa de enseñanza o uso de un material.

Este es uno de los conceptos más comunes en las iglesias. De hecho, una de las primeras preguntas que hace un líder que desea iniciar reuniones de discipulado es “¿Cuál es el libro que vamos a utilizar?” o la otra, muy parecida, “¿Qué sistema vamos a seguir?”. Es que, por muy necesario que sea un temario o una guía de estudio, hay que recordar que el estudio de tal o cual material no provocará una automática madurez. De acuerdo a esta idea, las iglesias podrían dar –de hecho muchas lo hacen– un diploma certificando que la persona ha completado el material de estudio y brindándole el flamante título de “Discípulo de Cristo”, sin haber pasado por los rigores de ser aprendiz de “alguien”, ni mucho menos por los siempre difíciles y lentos pasillos de las relaciones personales. Esta actitud termina divorciando la Biblia de la convivencia, convirtiendo el proceso en un ejercicio teórico; mental, no integral. Interesante, pero que no transforma.

El discipulado es una reproducción de vida. Fue Juan Carlos Ortíz, en uno de sus más famosos libros, “Discípulo”, quien lo dijo de manera contundente: “Un discípulo es uno que aprende a vivir la vida que vive su maestro y poco a poco enseña a otros a vivir la vida que él vive. Por lo tanto, el discipulado no es comunicación de conocimiento o información. Es comunicación de vida…

El hacer un discípulo es hacer la duplicación de uno mismo”. Dicho de otra forma, es ocuparse menos por los utensilios de la iglesia y más por las personas de la iglesia; es dejar de ser un funcionario y convertirse en amigo; es dejar de perder el tiempo en compromisos estelares y comenzar a invertirlo en cultivar relaciones fuertes y duraderas. Es que a menudo te busquen en la oficina y no estés allí, sino tomando un café con un joven en dificultades, compartiendo tus propias debilidades y lo que Dios te ha enseñado en su Palabra. Es sentirse feliz y no celoso por el triunfo de un discípulo, como un padre siente suyos los logros de un hijo. Es que tus allegados comiencen a contar las mismas ilustraciones que te escucharon a ti y que presenten ideas tuyas y que agreguen “Esta es mi convicción”.

El discipulado es convertirse en un aprendiz de Jesús. No es suficiente que el mentor cristiano reproduzca su propia vida en sus discípulos. En último caso, todo creyente es un seguidor de Jesús. En este sentido, toda relación, currículo de estudio, actividad o reunión de grupo debe tener como meta llevar a los jóvenes a “ser hechos a la imagen” de Cristo (Ro. 8:29). A la vez, toda búsqueda por reproducir la vida debe ir acompañada de una humilde actitud de saberse instrumento en las manos de Dios; solo un espejo que refleja la gloria de Cristo (1 Co. 11:1).
El discipulado es estar consciente del costo y estar dispuesto a sobrellevarlo. Jesús contó una parábola muy ilustrativa.

Él dijo que había que sentarse y calcular el costo de seguirlo, para no quedar en ridículo al no poder terminar el proyecto de vida que un día se inició (Lc. 14:28-30). Ello contrasta con el esfuerzo de muchas iglesias, las cuales tratan de atraer discípulos prometiendo muchos beneficios, generalmente terrenales, tales como prosperidad, nuevos niveles de ministerio o mayor poder espiritual. Sin embargo, las palabras de Jesús son contundentes:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lc. 9:23). El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer explica así estas palabras: “Toda llamada de Cristo conduce a la muerte… la muerte en Jesucristo, la muerte de nuestro hombre viejo a la llamada de Jesucristo” (“El precio de la gracia”). Este morir al yo y a las pasiones y los deseos propios debe ser enseñando a los discípulos que se selecciona.

CONCLUSIONES E IMPLICACIONES

A la luz de las observaciones y las reflexiones anteriores, hay varias conclusiones a las que se puede llegar:

  1. Es necesario que el eje del Ministerio sea la formación y no la información. En otras palabras, en lugar, por ejemplo, de solamente preocuparse por preparar una buena charla y tener una dinámica alabanza, hay que asegurarse que los jóvenes estén siendo moldeados a través de las enseñanzas de la Escritura, en el contexto de una beneficiosa influencia proveniente de sus líderes espirituales.

  1. Es necesario dedicar más esfuerzo y atención a menos personas. Por supuesto, la frase anterior parece contradecir la meta de tener ministerios juveniles exitosos. Sin embargo, así como Jesús dedicó la mayoría de sus tres años de ministerio a un grupo de doce hombres que luego pondrían de cabeza al mundo (Hechos 17.5). Así la preparación y capacitación deben estar enfocadas en un grupo de relativamente pocas personas, las cuales reproducirán su vida en otras personas, las cuales, a su vez, se volverán a reproducir (2 Timoteo 2.2)

  1. Es necesario planear de manera consciente la estrategia mediante la cual se pasará la estafeta del ministerio a nuevas generaciones de líderes. Esta actitud de búsqueda y transmisión ministerial y vital pone en una correcta perspectiva el papel del líder dentro del desarrollo del pueblo de Dios; su trabajo no es hacer la obra de Dios, si no capacitar a personas que la hagan (Efesios 4.11-12). No se trata de estrellas si no de facilitadores; no se trata de construir edificios ministeriales impresionantes, si no puentes para que las nuevas generaciones tengan la solidez en Cristo que necesitan.

  1. Las condiciones de la cultura actual convierten en urgente la revisión de las filosofías y prácticas cristianas sobre el discipulado. Este ya no debería ser un programa adjunto a la iglesia; ya no debería ser una reunión semanal más. Se requiere de personas dispuestas a pagar el precio del anonimato a largo plazo, pero con la habilidad y disposición de preparar a otros para que tomen las riendas y se lleven los reconocimientos y aplausos. El líder efectivo de la iglesia ya no se puede dar el lujo de ser solo un espectador pasivo, mientras muchos jóvenes se tambalean en sus convicciones y viven vidas apenas religiosas. Esta es la hora de la influencia; es hora de tener hijos espirituales, en lugar de oyentes.

sábado, 13 de octubre de 2012

¿Quién se llevo mi Ánimo!!?


Yo no era así. Antes, no me caía mal ir a los cultos de la iglesia. De hecho, se me ocurrían ideas nuevas, frescas y con mucho vigor quería implementarlas. Antes, no me molestaba pasar tiempo con los miembros del equipo; escucharlos y repetir por “n”-ésima vez las cosas con tal de motivarlos a llegar a las metas que nos habíamos trazado.

Yo no era así. Antes, disfrutaba preparar los estudios bíblicos, escribir preguntas, pensar en maneras creativas para atraer la atención sobre el tema y crear momentos de aprendizaje memorables. Antes tenía muchísima expectativa del próximo proyecto, campamento, retiro, o la actividad que fuera.

Yo no empecé en el ministerio con la idea de un día querer alejarme. Yo no era así.

Algo sucede en el camino de la experiencia ministerial que nos hace considerar seriamente la posibilidad de tirar la toalla. No importa si llevas muchos años en el ministerio o pocos meses. Todos pasamos por allí, tarde o temprano la idea te cruzara por la mente.

Son muchos los posible factores que te conduzcan al malestar del desanimo, desgaste, depresión, cansancio, frustración, agotamiento. ¿Es por causas espirituales? Tal vez ¿es por causas emocionales? Quizás. ¿Es por causas físicas? A lo mejor. ¿es por culpa de otras personas? No, eso nunca.

No somos responsables de las circunstancias que nos rodean, solamente de nuestra respuesta ante ellas. Es nuestra decisión.
Hace poco el autor publico un artículo llamado “Ya entendí porque nos dan ganas de abandonar el ministerio” (http://www.especialidadesjuveniles.com/recursos_articulo.asp?id=889)

En este articulo, el autor comenta, las dificultades que enfrento el apóstol Pablo en su llamado (“Xtreme Minitry” un nombre para su ministerio) también comenta el autor, cuando las leo, pienso que mis problemas son risibles; y luego me pregunto que hizo que este siervo de Dios no claudicara.

De hecho, conozco muchos líderes, que han atravesado el valle de sombra y de muerte y siguen fieles. Conozco a otros que, bueno, no sé donde están. Desaparecieron. Ya no están con nosotros en el ministerio.
¿Cuál es la diferencia? ¿Cuáles son los factores que hacen que unos superen el desánimo y otros se ahoguen en él?

De hecho, me pregunto qué fue lo que ayudo a Jesús a no rendirse en su ministerio terrenal. Veo que el también enfrento áridas situaciones que pudieron desanimarlo. Pero las multitudes, enemigos, traidores y la misma muerte no pudieron deprimirlo.

Queremos que sepas y recuerdes, que sea cual sea la situación que estés enfrentando hoy, hay una salida. Eso también pasará y puedes estar bien.

Puedes llegar en el ministerio hasta donde Dios te ha llamado. Puedes perseverar y alcanzar lo que ÉL te ha llamado a lograr.

Puedes hacer eco de las palabras de Pablo en 2 Timoteo 4.7 y decir “Estoy peleando la buena batalla, estoy acabando la carrera, estoy guardando la fe!”

(Comenta el autor de este artículo) Yo he estado en esta carrera 20 años. He tenido altibajos. He padecido desánimos y he recobrado el vigor. Quiero seguir hasta donde Cristo me permita seguir:”Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” 1 Timoteo 1.12

¡Nos vemos en la meta!

martes, 18 de septiembre de 2012

El Brillo de Mis Ojos


Eres el brillo de mis ojos claridad 
lo que a mi mente trae descanso y libertad 
guardo silencio y puedo oir en mi interior 
esas palabras que me dicen tuyo soy 
solo tu 
solo tu 

Eres el brillo de mis ojos claridad 
lo que a mi mente trae descanso y libertad 
guardo silencio y puedo oir en mi interior 
esas palabras que me dicen tuyo soy 
solo tu 
solo tu 

eres el agua que quita mi sed 
que me refresca y me restaura otra vez 
el que me llena y me da plenitud 
me da descanso y me muestra la luz 
el camino a seguir si es que quiero vivir otra vez 

solo tu 
solo tu 
solo tu 
solo tu 

Eres el dueño de mi vida 
eres mi paz 
el que completa cada sueño cada plan 

Si me faltaras soy un barco sin timon 
son tus palabras mi compas mi direccion 

solo tu solo tu 

eres el agua que quita mi sed 
que me refresca y me restaura otra vez 
el que me llena y me da plenitud 
me da descanso y me muestra la luz 
el camino a seguir si es que quiero vivir otra vez 

solo tu
solo tu
solo tu 
solo tu