sábado, 13 de octubre de 2012

¿Quién se llevo mi Ánimo!!?


Yo no era así. Antes, no me caía mal ir a los cultos de la iglesia. De hecho, se me ocurrían ideas nuevas, frescas y con mucho vigor quería implementarlas. Antes, no me molestaba pasar tiempo con los miembros del equipo; escucharlos y repetir por “n”-ésima vez las cosas con tal de motivarlos a llegar a las metas que nos habíamos trazado.

Yo no era así. Antes, disfrutaba preparar los estudios bíblicos, escribir preguntas, pensar en maneras creativas para atraer la atención sobre el tema y crear momentos de aprendizaje memorables. Antes tenía muchísima expectativa del próximo proyecto, campamento, retiro, o la actividad que fuera.

Yo no empecé en el ministerio con la idea de un día querer alejarme. Yo no era así.

Algo sucede en el camino de la experiencia ministerial que nos hace considerar seriamente la posibilidad de tirar la toalla. No importa si llevas muchos años en el ministerio o pocos meses. Todos pasamos por allí, tarde o temprano la idea te cruzara por la mente.

Son muchos los posible factores que te conduzcan al malestar del desanimo, desgaste, depresión, cansancio, frustración, agotamiento. ¿Es por causas espirituales? Tal vez ¿es por causas emocionales? Quizás. ¿Es por causas físicas? A lo mejor. ¿es por culpa de otras personas? No, eso nunca.

No somos responsables de las circunstancias que nos rodean, solamente de nuestra respuesta ante ellas. Es nuestra decisión.
Hace poco el autor publico un artículo llamado “Ya entendí porque nos dan ganas de abandonar el ministerio” (http://www.especialidadesjuveniles.com/recursos_articulo.asp?id=889)

En este articulo, el autor comenta, las dificultades que enfrento el apóstol Pablo en su llamado (“Xtreme Minitry” un nombre para su ministerio) también comenta el autor, cuando las leo, pienso que mis problemas son risibles; y luego me pregunto que hizo que este siervo de Dios no claudicara.

De hecho, conozco muchos líderes, que han atravesado el valle de sombra y de muerte y siguen fieles. Conozco a otros que, bueno, no sé donde están. Desaparecieron. Ya no están con nosotros en el ministerio.
¿Cuál es la diferencia? ¿Cuáles son los factores que hacen que unos superen el desánimo y otros se ahoguen en él?

De hecho, me pregunto qué fue lo que ayudo a Jesús a no rendirse en su ministerio terrenal. Veo que el también enfrento áridas situaciones que pudieron desanimarlo. Pero las multitudes, enemigos, traidores y la misma muerte no pudieron deprimirlo.

Queremos que sepas y recuerdes, que sea cual sea la situación que estés enfrentando hoy, hay una salida. Eso también pasará y puedes estar bien.

Puedes llegar en el ministerio hasta donde Dios te ha llamado. Puedes perseverar y alcanzar lo que ÉL te ha llamado a lograr.

Puedes hacer eco de las palabras de Pablo en 2 Timoteo 4.7 y decir “Estoy peleando la buena batalla, estoy acabando la carrera, estoy guardando la fe!”

(Comenta el autor de este artículo) Yo he estado en esta carrera 20 años. He tenido altibajos. He padecido desánimos y he recobrado el vigor. Quiero seguir hasta donde Cristo me permita seguir:”Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” 1 Timoteo 1.12

¡Nos vemos en la meta!